martes, 26 de mayo de 2020

Día setenta y tantos.

Al día setenta y tantos, ya dejé de ver las noticias, los últimos reportes, las últimas cifras. Dije basta. En la calle la vida transcurre, no con normalidad, pero pasa y pesa. Pasa lentamente, llevándose abrazos, besos, festejos. Pesa, tanto que nos resulta difícil volver a empezar. Pero aún así, nos levantamos todos los días por las mañanas, porque hasta el ser humano más pesimista, tiene algo por el cual luchar. Nadie se imaginó que algo tan diminuto, nos cambiaría los planes, los días, la vida. Si el año pasado nos lo hubieran contado, nadie lo hubiera creído. Todo se detuvo, como si alguien presionara el botón de pause. Logrando que se cancelen en todo el mundo las fábricas, vuelos, conciertos, trabajos y haciendo que hoy las concentraciones en masa se vean como ciencia ficción. Este es el nuevo mundo. ¿Estamos listos para habitarlo con sus nuevas reglas? ¿Hasta cuándo nos durará el homenaje a la tierra? ¿Hasta que nos olvidemos y volvamos a lo mismo?
Que todo lo que vivimos, se quede marcado para siempre en nuestra piel. Que este sentido de vulnerabilidad, nunca se vaya. Tal vez así, aprendamos a valorar todas aquellas cosas que no se puede comprar.

1 comentario:

  1. Esta pandemia vino a recordarnos lo frágiles que somos y de las cosas que realmente valen en la vida

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