Rosas, chocolates, cintitas rojas, papeles llenos de escarcha. No hay dudas, es el día de la madre.
Todos sonríen, todos festejan, todos se abrazan. De fondo se escucha el clásico de Juan Gabriel. Amor eterno.
Todavía recuerdo cuando agarraba un lápiz, un papel y me ponía a escribir poemas para mamá.
El tiempo pasa, los poemas a mano se guardan en algún cajón. Creces. ¿Para qué mancharte las manos con brillantina? Si puedes levantar el teléfono y pedir por delivery un hermoso ramo de rosas. La inmediatez de estos tiempos. Si no eres de regalar florecitas, corres a la tienda de electrodomésticos más cercana y analizas: ¿Qué le gustará más a mamá? ¿Una plancha, una licuadora? Ya sé, una cocina. Perfecto para ella. Le va a encantar.
Eso era antes. Porque ahora, en plena cuarentena, hay que dejar fluir la creatividad. Entonces caes en cuenta, ¿Hace cuánto no pensabas en lo que realmente le gustaría recibir a tu mamá? Todos hemos escuchado decir: "No te preocupes hijita o hijito, con un abrazo es suficiente". ¡Mentira! En el fondo esperan alguna sorpresa. No hay nada mejor que hacerle un cariñito al corazón con algún detalle y si es con algo hecho por nosotros mismos, mejor.
Hoy para muchos no habrá abrazos y eso en estos tiempos es la mayor muestra de amor. Ya llegará el día en que podamos celebrar como se debe. Por ahora solo nos queda agradecer su vida y su amor. ¡Feliz día mamá!