viernes, 25 de agosto de 2017

Girasoles al sol

¿Es posible llorar sin lágrimas? Sí, es posible.
¿Es posible gritar sin voz? Sí, es posible.
Pero son las sensaciones más dolorosas que existen. Ese vacío en el pecho. Ese silencio infinito. Duele, duele mucho. Sofoca, invade, quema. Y si eso no fuera suficiente, te quedan mil preguntas sin responder, mil emociones sin entender. 

Entonces te aferras a lo que más quieres. A tus recuerdos más bonitos, a la risa de las personas que amas y a tus sueños más locos.

Tus cicatrices empiezan a sanar, el dolor es cada vez más imperceptible.
Un suspiro profundo llena el vacío de tu pecho y tu canción favorita hace ruido en tu cabeza. Sonríes, solo fue un día de truenos para anunciar el verano. La sonrisa volvió para iluminar tu rostro. El girasol de tu alma ya abrió sus pétalos al sol. Empiezas a brillar y la luz de tus ojos son más fuertes que ayer. 
¿Es posible reír hasta las lágrimas? Sí, es posible.

¿Es posible gritar hasta quedarse sin voz? Sí, es posible. Se llama felicidad.