viernes, 16 de agosto de 2019

Tiempo para volver a empezar.

El tiempo parece transcurrir muy despacio, casi casi a cuentagotas. Lo hace a propósito, lo sé. Bueno, en realidad al menos así lo siento. Pasa el tiempo a su ritmo, como deteniéndose a mirar a la gente pasar. Como tomándose la libertad para danzar al ritmo que toque el viento o el mar, quién sabe. Pasa el tiempo y se detiene por una taza de café, mientras ojea curioso las últimas noticias del periódico. Pasa el tiempo y sucede, se detiene. Es que acabas de despertar de ese profundo letargo, aquel que escondía tus sueños en el baúl donde los conformistas esconden sus ganas. Despertaste y el tiempo está dispuesto a recorrer contigo todos los minutos que sean necesarios, para alcanzar aquello que te has propuesto. No culpes al tiempo de tus derrotas. Porque aunque no lo creas, siempre está dispuesto a darte una nueva oportunidad.

Amor de cuatro patas.

Hoy se cumple un mes desde que Blacky se marchó.
No dejó de emanar bondad hasta el último momento.
Kirei -su hermano, compañero de juegos y de vida- aún la extraña. Lo sé porque en las tardes corre por toda la casa, con las orejas bien levantadas, como buscándola. Y al no encontrarla vuelve a la huerta y empieza a ladrar a la nada. Por su lado, Chico -su hijo- El inquieto de la familia, parece no enterarse de nada, pero de vez en vez se pone triste (algo raro en el).
Su incondicional amor, esa transparencia en sus ojos y su dulce personalidad se hacen extrañar.
Era tierno verla quedarse a mi lado, cada vez que algo me angustiaba. Creo que percibía lo que sentía en ese momento y me brindaba su leal compañía. Le he dado varias vueltas a éstas líneas y aún no concibo la forma exacta para plasmar lo que su ausencia me hace sentir. 

miércoles, 14 de agosto de 2019

Con todas mis manías, con los incontables chistes que solo yo entiendo. Con mis eternos silencios. Con mis raras formas de caminar, reír y hablar. Con mi extravagante forma de contar historias. Con mis raras muestras de afecto. Con mis repentinas y locas ideas. Me quiero. 
Me quiero con mi extraño sentido del humor. Con mis incontables colecciones. Con esta voz -que aprendí a querer- Me quiero con esta piel, con este corazón. 
Me quiero, por todas las veces que sentí que nada era suficiente. Me quiero porque siempre encontré la forma de sorprenderme, de aprender y demostrarme que todavía tengo más para dar.