viernes, 16 de agosto de 2019

Amor de cuatro patas.

Hoy se cumple un mes desde que Blacky se marchó.
No dejó de emanar bondad hasta el último momento.
Kirei -su hermano, compañero de juegos y de vida- aún la extraña. Lo sé porque en las tardes corre por toda la casa, con las orejas bien levantadas, como buscándola. Y al no encontrarla vuelve a la huerta y empieza a ladrar a la nada. Por su lado, Chico -su hijo- El inquieto de la familia, parece no enterarse de nada, pero de vez en vez se pone triste (algo raro en el).
Su incondicional amor, esa transparencia en sus ojos y su dulce personalidad se hacen extrañar.
Era tierno verla quedarse a mi lado, cada vez que algo me angustiaba. Creo que percibía lo que sentía en ese momento y me brindaba su leal compañía. Le he dado varias vueltas a éstas líneas y aún no concibo la forma exacta para plasmar lo que su ausencia me hace sentir. 

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