viernes, 9 de noviembre de 2018

Respira, ya se fue.

Volvió. Apareció de golpe, sin llamar a la puerta, sin preguntar siquiera si estaba lista para recibirlo. En este punto, debo aclarar que no me gustan las sorpresas -menos si vienen de su parte-. Regresó y trajo consigo terribles dolores de cabeza, ansiedad, sofocación, sudoración y miedo, mucho miedo. Es preciso señalar, que, si bien es cierto, no lo esperaba; sí me había preparado por sí algún día se le ocurría volver. Pero, como siempre pasa en estos casos, nunca estás lo suficientemente lista para enfrentarte a tamaño monstruo.
Ese día, todo transcurría con normalidad. Amaneció con un sol radiante, la tarde se puso un poco gris y al anochecer llegó la oscuridad, oscuridad en el cielo, la calle y lo que es peor: oscuridad en la mente. De pronto aparecieron ideas aterradoras, de un lado al otro, sin descansar. La ansiedad me invadió de repente y aquella sensación de miedo fue creciendo y creciendo hasta que sentí que no podía respirar. Muy dentro de mí, sabía que todo era producto de mi mente y que así como apareció se iba a terminar. Pero, otra parte de mí se moría de miedo. Así, sin anestesia, sentía que moría.
Luego de algunos -eternos- minutos, todo se volvió calma otra vez...
Respira, ya se fue.
... 
No hay peor trampa que creer en los miedos que tu propia mente inventa. Después de todo, te das cuenta que no hay un peligro real. Solo es tu propio temor. Solo es un autogolpe, un saboteo mental. Solo eres tú.

lunes, 25 de junio de 2018

Saudade

Domingo, 24 de Junio. Un día que reúne a miles de familias selváticas para celebrar a las orillas del río, la tradicional fiesta de San Juan. Una fecha que es sinónimo de alegría, música, fiesta y sobre todo, mucho juane. Sin embargo, antes de que mi cerebro decidiera que era un buen día para retornar a aquel lugar. Mi cuerpo se había confabulado con la flojera, las excusas y los temores. Había dicho que no, sin rodeos. Pero el corazón terco, las ganas y ese no sé qué, hicieron que me levante de la cama; convencida de que tendría que regresar a mi lugar favorito. Aquel lugar al que no iba hace muchas lunas, porque sabía que ya no te iba a encontrar, porque no sabía cómo iba a reaccionar.
Al llegar, después de varios minutos de viaje; me encontré con ese cielo que tanto me gusta y ese verde infinito que abraza cualquier tristeza. Esa tristeza que pronto se convirtió en melancolía. Esa melancolía que me pintó una sonrisa. Sabía que no sería fácil.
Ya estaba aquí. La abuela me envolvió con un abrazo inmenso, cuando me vio llegar. Mi corazón se quebró en pedacitos y al segundo se reconfortó. En ese instante pensé en ti. Sabía que eras tú, dándome la bienvenida.
Todo está intacto: el árbol, el camino, el río, tu casa y las flores.
Gracias por estar aquí.


martes, 22 de mayo de 2018

XXII


Tus distancias,
mis puentes.
Tus tragedias,
mis comedias.
Tus ganas,
mis dudas.
Todo, nada
y tú.

lunes, 2 de abril de 2018

Que me quieras tú

Que me quieras tú,
estés aquí o allá.
Que me quiera tu piel
cuando esté a kilómetros.
Que me quieran tus brazos
cuando se oculte el sol.
Que me extrañe tu amor
como te extraño yo.


miércoles, 14 de febrero de 2018

En nombre de la luna


Una vez
vi a la luna
temblar en el agua.
Quizás era por
el frío viento
que llegó apenas
el sol se marchó.
O tal vez,
por todos los
tristes versos
que se escribieron
en su nombre.

viernes, 26 de enero de 2018

Temores y osadías

Amas la lluvia, su olor, su sonido.
Pero no quieres que las gotas toquen tu piel.
Huyes. 
Anhelas la capacidad de volar que tienen las aves,
pero te aterran las alturas.
Sucede que vas tras mis pasos,
pero borras tus huellas de la arena.
No te dejas encontrar.
¿Hasta cuándo vas a dejar que el miedo
te tape los ojos y te cuente mentiras al oído?
Tienes que saber que las aceras de mi calle 
tienen cemento fresco solo para tus pies.
Tienes que saber que aunque tema encontrarme con tus ojos,
también tendré el coraje de perderme en ellos.

viernes, 19 de enero de 2018

Malacostumbrada

Sus ojos verdes me hablan con serenidad,
me dicen tantas cosas que no puedo explicar.
Siento su mirada de paz que abraza mi alma.
Dejo de temblar.
Me toma de la mano con una fuerza
que espanta mis miedos, que protege mis sueños.
Todo es azul.
Azul el cielo,
azul su voz que me tiñe de mar.
Libera mis angustias con su canto.
Me atrapa en sus pensamientos.
Me dejo llevar.
Me he malacostumbrado a su sonrisa canalla.
Él gana todas mis batallas.

lunes, 8 de enero de 2018


El viento no quiso llevar tus palabras. 

Dijo que pesan más que el olvido
y menos que el perdón.

domingo, 7 de enero de 2018


Vitamina.
Tus ojos, luz de sol.
Tu boca de mar.
Llegas, abrazas todas mis manías.
Curas las heridas y el alma mía.