domingo, 3 de mayo de 2020

Día 49


Afuera llueve. Las gotas se dejan caer en el techo, se hacen escuchar cada vez más fuerte. Cantan, se unen en una sola voz con el soplo del viento, que despacio entra por la ventana y ese olorcito a tierra mojada se apodera de la habitación. De pronto, me encuentro con esta necesidad de escribir.
Mil ideas se sobreponen en mi cabeza, cual presentación de diapositivas. Aparecen lugares, momentos y su risa. No está aquí, pero lo puedo escuchar. Se ríe y mi canción favorita se esconde entre la lista de reproducción. ¿Quién se escapa de un corazón contento?
Otra vez fracasé en mi intento de resistirme al encanto de su carcajada.

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